Durante la primera clase se habló mucho de la importancia de la comunicación no verbal (el uso de gestos) durante una exposición oral en público.
De lo que quiero hablar hoy son precisamente los gestos.
Cuando se habla en público, el componente verbal se utiliza para comunicar información y el no verbal para comunicar estados y actitudes personales. La expresión de la cara, los ojos, la posición del cuerpo expresan muchas más cosas que las palabras.
En muchas ocasiones, aunque las palabras quieren decir una cosa, el gesto y el cuerpo transmiten otra muy distinta. Los gestos, salvo profesionales entrenados, no suelen mentir. No se suelen disimular ni fingir, suelen ser sinceros.
En la parte más social de las personas, en su convivencia, en las relaciones con otras personas el cuerpo habla en cada momento. Una mirada, un cruce de piernas, un gesto con la mano, un ceño fruncido ... suele dar un significado u otro a lo que se está diciendo en ese momento. En ocasiones se remarca, en otras se contradice. El lenguaje verbal y el corporal no siempre coinciden.
Durante la clase, por ejemplo, se afirmó que cuando levantamos las manos tenemos que llevar las palmas abiertas siempre hacia fuera esto para demostrar nuestra total sinceridad, honestidad. En cambio, palmas hacia abajo, abiertas, significan una posición dominante y en ocasiones, poca honestidad (cuando se quiere mentir).
Sin embargo, los gestos como las palabras son, o pueden ser polisemánticos. De hecho, este mismo gesto de las manos puede equivaler a una tentativa de protección contra una amenaza que viene de fuera. Claro está, que esto depende del entorno en los que se usan, y del obejetivo que quiere alcanzar quien habla.
Además, hay que recordar que aunque muchos gestos utilizados son comunes en la mayoría de los países, otros pueden significar cosas distintas dependiendo de donde estemos. Los gestos básicos suelen ser los que más universalizados están: mover la cabeza para afirmar o negar algo, fruncir el ceño en señal de enfado, encogerse de hombros que indica que no entendemos o comprendemos algo, etc. Otras veces, hay gestos que vienen heredados del reino animal, como puede ser enseñar los dientes en señal de enfado (agresividad).
Sin embargo, los expertos opinan que un abuso en el uso de gestos, da una imagen negativa del individuo, y se toma menos en serio lo que dice. En pocas palabras, el que gesticula mucho, es tomado poco en serio, y es considerado más un "charlatán". Por tanto deben ser "adecuados" a lo que estamos hablando, siempre siendo moderados en su uso. Ambos extremos son malos (abuso de gestos o permanecer inmóvil como si fuésemos una figura de mármol).
Pero me pregunto si es posible controlarlo todo. Los gestos, aunque conlleven un determinado significado según el entorno en el que se producen, es algo natural y espontáneo, y no sé hasta qué punto podemos controlarlos.
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